15 mayo 2012

Cine con Ñ, Edición Abril 2012

   El pasado 21 de Marzo la mítica película “Casablanca” dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, cumplió 70 años; Se trata de un clásico del cine romántico, conocido y valorado por casi todo el mundo. Es una historia de amor entre Rick e Ilsa, una película de la Segunda Guerra Mundial temática, un drama sobre los conflictos de un hombre entre sus propios deseos egoístas y el mayor bien, una película de amigos que entiende lo que se puede crear de una gran amistad. No es de extrañar por qué Casablanca es una de las favoritas de todos los tiempos pues hay algo en esta película para todo el mundo.

   Aunque muchos críticos de la época la calificaron de “película simplona” eso no amedrentó a la cantidad de espectadores que se acercaron a las salas de cine ni a los caballeros de la Academia del Cine para otorgarle tres de los premios importantes. El público en general la consideró en su tiempo una obra bien realizada, tanto así que en la edición de los Oscars de 1943 se llevó el premio al mejor film, además de otras dos estatuillas a mejor director y mejor guion. Lo más curioso es que parecía que las personas implicadas en la realización de la película estaban convencidos, antes del estreno, de que iba a ser un fracaso. Si supieran que 70 años después, se seguiría viendo, hablando y escribiendo sobre ella…

  La clave quizás está en dos aspectos que para ese entonces jugaron un papel muy importante: por una parte, la historia. Es una película romántica, sí pero no sólo eso. Tiene tintes de thriller, así como diferentes golpes de humor en los momentos justos. Pero, además, la historia versa sobre los refugiados de la II Guerra Mundial, lo que hace que también se la etiquete como producción bélica. Eso, sumado a la excelente interpretación de los actores y el hecho de que fueran caras conocidas, la ha convertido en el clásico que es ahora. Otra de las claves de la película son los diálogos.

  Muchas personan, tanto expertos como cinéfilos, coinciden en que tiene unos diálogos geniales, muy trabajados, pulidos y bien llevados a cabo. Un ejemplo es la escena delante del piano en la que la Ilsa el personaje interpretado por Ingrid Bergman le pide a Sam, el pianista: “tócala otra vez, Sam”. Y eso que esa frase es fruto en realidad de un error por hablar de memoria que cometió otro famoso director, Woody Allen en “Sueños de un Seductor”, su particular homenaje a Humphrey Bogart, en la que lleva la errónea cita al propio título original de la cinta pues en la versión original, en contra de lo que cree la mayoría de la gente es “Tócala Sam” Pero no solo es mítica la película por esa escena sino también por su conmovedor final al que muchos califican como la escena más romántica de la historia del cine: Bogart, inmutable, hace que Bergman suba al avión mientras él se queda en tierra, De ahí nace la frase: “Louie, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”. Han pasado 70 años, y pasarán otros 70 sin que esta hermosa película deje de ser un mito.

                                                                                                                                     
                                                                                       Gonzalo Vivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

15 mayo 2012

Cine con Ñ, Edición Abril 2012

   El pasado 21 de Marzo la mítica película “Casablanca” dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, cumplió 70 años; Se trata de un clásico del cine romántico, conocido y valorado por casi todo el mundo. Es una historia de amor entre Rick e Ilsa, una película de la Segunda Guerra Mundial temática, un drama sobre los conflictos de un hombre entre sus propios deseos egoístas y el mayor bien, una película de amigos que entiende lo que se puede crear de una gran amistad. No es de extrañar por qué Casablanca es una de las favoritas de todos los tiempos pues hay algo en esta película para todo el mundo.

   Aunque muchos críticos de la época la calificaron de “película simplona” eso no amedrentó a la cantidad de espectadores que se acercaron a las salas de cine ni a los caballeros de la Academia del Cine para otorgarle tres de los premios importantes. El público en general la consideró en su tiempo una obra bien realizada, tanto así que en la edición de los Oscars de 1943 se llevó el premio al mejor film, además de otras dos estatuillas a mejor director y mejor guion. Lo más curioso es que parecía que las personas implicadas en la realización de la película estaban convencidos, antes del estreno, de que iba a ser un fracaso. Si supieran que 70 años después, se seguiría viendo, hablando y escribiendo sobre ella…

  La clave quizás está en dos aspectos que para ese entonces jugaron un papel muy importante: por una parte, la historia. Es una película romántica, sí pero no sólo eso. Tiene tintes de thriller, así como diferentes golpes de humor en los momentos justos. Pero, además, la historia versa sobre los refugiados de la II Guerra Mundial, lo que hace que también se la etiquete como producción bélica. Eso, sumado a la excelente interpretación de los actores y el hecho de que fueran caras conocidas, la ha convertido en el clásico que es ahora. Otra de las claves de la película son los diálogos.

  Muchas personan, tanto expertos como cinéfilos, coinciden en que tiene unos diálogos geniales, muy trabajados, pulidos y bien llevados a cabo. Un ejemplo es la escena delante del piano en la que la Ilsa el personaje interpretado por Ingrid Bergman le pide a Sam, el pianista: “tócala otra vez, Sam”. Y eso que esa frase es fruto en realidad de un error por hablar de memoria que cometió otro famoso director, Woody Allen en “Sueños de un Seductor”, su particular homenaje a Humphrey Bogart, en la que lleva la errónea cita al propio título original de la cinta pues en la versión original, en contra de lo que cree la mayoría de la gente es “Tócala Sam” Pero no solo es mítica la película por esa escena sino también por su conmovedor final al que muchos califican como la escena más romántica de la historia del cine: Bogart, inmutable, hace que Bergman suba al avión mientras él se queda en tierra, De ahí nace la frase: “Louie, presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”. Han pasado 70 años, y pasarán otros 70 sin que esta hermosa película deje de ser un mito.

                                                                                                                                     
                                                                                       Gonzalo Vivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario